Huelva es literariamente engañosa. Francisco Ruano.

Huelva es literariamente engañosa
Hoy nos recibe el escritor y profesor de Geografía e Historia, Francisco Ruano, quien presentó el pasado mes de septiembre sus dos últimos libros: "Jardín de cactus" y "Telar de sangre".
Nacido en Fuentes de Andalucía, provincia de Sevilla, Francisco Ruano reside en Aljaraque desde 1991. Es profesor de Geografía e Historia en el Colegio Colón H.H. Maristas de Huelva. Miembro de la tertulia del 1900, también es fundador de la tertulia Madera Húmeda de Huelva.
Con más de una decena de libros escritos, Francisco Ruano navega entre la novela y la poesía. Escribir, para él, es regalar vidas paralelas. Su afán por “buscar la palabra justa para regalarle al lector un mundo paralelo al que habita, haciéndole enteramente protagonista de tu burbuja de letras” es lo que consigue encandilar a sus seguidores.
Francisco, como impulsor de la cultura en Huelva, ¿qué te parece la creación de una revista cultural para la provincia de Huelva?
Me parece, como no puede ser de otra manera, una estupenda idea. En cultura, todos los medios que la remuevan son y serán siempre pocos por definición, ya que la propia palabra “cultura” ya lleva dentro el concepto de labor de arado y siembra. La cultura, como la libertad, el amor, la justicia… son nociones que siempre están en eterna adolescencia, sobreviven eternamente
incompletas, así que cualquier medio que les ayude en esa carrera sin final bienvenido sea.

Para que la gente te conozca un poco más ¿Cómo te definirías como escritor?

Básicamente, cuando escribo, sólo pienso en pasármelo bien. Pasarlo bien con la palabra no es, para mí, soltar esdrújulas y participios y formar con ellos una guirnalda que me quede cuca y mona. Yo sólo disfruto cuando veo que he hecho sangre en un rincón de mí –y por ende del lector– que se creía a salvo. Si no hay sangre, no hay literatura. La vida cotidiana está llena de colchas diseñadas para tapar y olvidar las vergüenzas: programas de televisión, ligas deportivas, romerías y festejos varios; la literatura se creó para destapar lo que no queremos ver… y ahí entro yo. Me encanta levantar el cieno de nuestro enanismo y ridiculez como especie; me fascina echarle agua y jabón al maquillaje.
Ahora en septiembre hiciste la presentación de dos libros, "los mellizos", como tú los llamas, ¿qué nos puedes decir de ellos?
Se ha tratado, hasta ahora, de una presentación “online”; la presencial, la que a mí me gusta porque tu obra y la gente están allí “en volumen”, no ha llegado todavía y, a día de hoy, está en negociaciones, debido a las dificultades por encontrar espacios que garanticen por un lado la mayor afluencia de público y por otro, la mayor seguridad para los asistentes.
“Jardín de cactus” y “Telar de sangre” formaban parte de una decena de libros que tenía guardados en el cajón, esperando su momento. Editorial Versátiles ha considerado que mi literatura ya se conoce y se aprecia lo suficiente como para darle cancha a unos títulos que, a su entender –y al mío–, no desmerecen en absoluto de los publicados hasta ahora, que tenían en su
mayoría un organigrama argumental establecido. Estos dos, no. Éstos son colecciones de historias cortas, sin conexión alguna entre ellas, de modo que se pueden abrir y dejar cuando y por donde quieras.

En lo referente al estilo, te confieso que sólo intento no aburrir, teniendo claro que “divertir” no es, en literatura, renunciar a la hondura y a la moraleja.
No escribo nada que no la tenga… o, al menos, que no la busque. El ser humano estadísticamente mayoritario que yo mismo soy, lleno de contradicciones, me lo pone muy fácil.
¿Dónde se pueden comprar dichos libros?

Están ya a la venta por vía “online”, en la página de Editorial Versátiles, y físicamente, por lo que se refiere a Huelva, en La Dama Culta y Saltés. En
ambas librerías se pueden solicitar también por vía “online”. Además, se ofrecen en otras librerías de España e Iberoamérica.
En materia literaria, ¿cómo crees que es la situación en Huelva provincia?
Huelva es literariamente engañosa: si echas un vistazo somero a los títulos publicados en un año, verás que son muchos para su número de habitantes. Pero la realidad es que ahí, en ese lote, entran dos niveles muy diferenciados. Existe en Huelva una minoritaria vanguardia de auténticos escritores, con solidez cultural y con exquisita precisión en las formas, y existe a sotavento de ellos un ejército de autodenominados “poetas”
y “escritores” que publican al peso, y cuya obra no pasa de ser un comentario de noticias tristes del telediario, lleno de tópicos y ripios. A estos últimos no los critico: tienen derecho a expresarse y existir. Se lo pasan bien comprándose los libros entre ellos.
¿Qué crees que falta para atraer a los onubenses a la lectura?
Primero, unos padres que lean o, al menos, incentiven a leer a sus hijos. Segundo, unos profesores que se dejen de embutir clásicos incomprensibles para chicos de trece y catorce años. El amor por la lectura y el discernimiento del valor profundo de los autores clásicos entran lentamente y tienen ambos, al principio, un gran componente sensitivo y visual. Los primeros y más necesarios libros son los “cómics”, que los hay muy buenos. A partir de ellos se fabrican esos grandes lectores que acaban acudiendo a los clásicos. Tuve la fortuna de leer en mi pubertad grandes libros de aventuras que alternaban textos puros con viñetas, y a mí, personalmente, me resultó muy fácil hacerme lector, porque me daban lo que yo pedía en aquel momento: la aventura y plasmación visual de lo que me acababan de contar.

para chicos de trece y catorce años. El amor por la lectura y el discernimiento
del valor profundo de los autores clásicos entran lentamente y tienen ambos, al
principio, un gran componente sensitivo y visual. Los primeros y más
necesarios libros son los “cómics”, que los hay muy buenos. A partir de ellos se
fabrican esos grandes lectores que acaban acudiendo a los clásicos. Tuve la
fortuna de leer en mi pubertad grandes libros de aventuras que alternaban
textos puros con viñetas, y a mí, personalmente, me resultó muy fácil hacerme
lector, porque me daban lo que yo pedía en aquel momento: la aventura y
plasmación visual de lo que me acababan de contar.Primero, unos padres que lean o, al menos, incentiven a leer a sus hijos.
Primero, unos padres que lean o, al menos, incentiven a leer a sus hijos.
Segundo, unos profesores que se dejen de embutir clásicos incomprensibles
para chicos de trece y catorce años. El amor por la lectura y el discernimiento
del valor profundo de los autores clásicos entran lentamente y tienen ambos, al
principio, un gran componente sensitivo y visual. Los primeros y más
necesarios libros son los “cómics”, que los hay muy buenos. A partir de ellos se
fabrican esos grandes lectores que acaban acudiendo a los clásicos. Tuve la
fortuna de leer en mi pubertad grandes libros de aventuras que alternaban
textos puros con viñetas, y a mí, personalmente, me resultó muy fácil hacerme
lector, porque me daban lo que yo pedía en aquel momento: la aventura y
plasmación visual de lo que me acababan de contar.
Segundo, unos profesores que se dejen de embutir clásicos incomprensiblespara chicos de trece y catorce años. El amor por la lectura y el discernimiento
del valor profundo de los autores clásicos entran lentamente y tienen ambos, al
principio, un gran componente sensitivo y visual. Los primeros y más
necesarios libros son los “cómics”, que los hay muy buenos. A partir de ellos se
fabrican esos grandes lectores que acaban acudiendo a los clásicos. Tuve la
fortuna de leer en mi pubertad grandes libros de aventuras que alternaban
textos puros con viñetas, y a mí, personalmente, me resultó muy fácil hacerme
lector, porque me daban lo que yo pedía en aquel momento: la aventura y
plasmación visual de lo que me acababan de contar.
Por último, ya para terminar, y agradeciendo por supuesto tu tiempo dedicado a nosotros, ¿consideras que hay materia prima entre los escritores de la provincia?
Hay, afortunadamente, media docena de escritores que dejan a Huelva en buen lugar. No diré sus nombres porque el buen lector sabe a quiénes me refiero. Ahí, con ellos, no cabe la mercadotecnia, basta leerles. Aunque fueran dos o tres, o sólo uno, ya habría motivo suficiente –a la manera del Lot de la Biblia– para salvar a la ciudad. La cantidad, en esto de la literatura, es lo de menos.